De Sahagún de Campos a Mansilla de las Mulas
El pasado fin de semana, nos fuimos a hacer un par de etapas del Camino de Santiago, entre las localidades de Sahagún de Campos y Mansilla de las Mulas, haciendo noche en El Burgo Ranero, todas ellas en la provincia de León.
Las fotos las han pasado Marian y Abilio, para poder ponerlas.
Saliamos de Briviesca 11 personas a las 6 de la mañana, ya que había que ir hasta Sahagún de Campos para salir desde allí. El viaje lo realizamos perfectamente y a las 8 de la mañana ya estábamos en destino y aprovechamos para tomar un café y ponernos en faena.
Salimos por el puente que atraviesa el río Cea para continuar por el Camino, que va paralelo a la antigua carretera, por la que realmente pasan muy pocos coches desde que hicieron la autovía de Burgos - León.
El Camino estaba jalonado de flores que le daban un fragancia estupenda y muy agradable al camina, pero enseguida llegamos a El Burgo Ranero, apenas 20 km de caminar, así que nos desviamos hasta el barrio de la estación del tren, don de se encuentra el albergue Ebalo Tamaú en el que nos quedamos a dormir.
Eufemio que así se llama el hospitalero, es un joven que va en silla de ruedas, por lo que el albergue está adaptado a las personas con capacidades diferentes y con nosotros venía Luci también en silla de ruedas con lo cual era el sitio ideal. Ademas Eufemio, tiene un carácter estupendo, servicial y buen conversador.
El partido de la selección española de futbol, fue inevitable, solo tres nos quedamos tranquilamente fuera de los bares en los que tenían el partido. A los peregrinos franceses se les quedó una cara, que para que te cuento.
A la mañana siguiente nos levantamos a las 6 de la mañana para poder hacer la mayor parte del trayecto que nos separaba de Mansilla de las Mulas y menos mal que madrugamos y para las 12 y media ya estábamos en destino, porque el calor apretaba de justicia.
Nos acercamos hasta el albergue municipal de peregrinos, un edificio dentro del recinto medieval de Mansilla y Laura nos recibió con los brazos abiertos. Que hospitalera mas simpática y su madre también.
Sellamos nuestras credenciales y nos fuimos a ver el pueblo y buscar para comer, cosa que hicimos en la Albergueria del Camino, un lugar muy acogedor, igual que su dueño Javier Tachón que nos atendió de maravilla.
Un par de jornadas estupendas en las que reinó un buen ambiente entre todos, como no podía ser de otra forma.